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Bienal de La Habana tiene bomba propia
09June

Bienal de La Habana tiene bomba propia

Por: Martha Sánchez
 
La principal oferta de la XII Bienal de La Habana de intervenir lugares públicos impulsó la creatividad de cientos de artistas de Cuba y el mundo, al punto que desde el inicio del evento una amenaza de bomba persiste en la Escuela de Artes San Alejandro de Cuba.
 
La duda de un posible estallido aparece nada más de entrar a la academia pues el centro del patio tiene incrustado un proyectil que de lejos provoca pavor. Sin embargo, en la contemporaneidad no hay obra artística de peso sin enredo de interrogantes o excitación de los sentidos y Caída libre tiene de ambos.
 
El proyectil construido a base de fibras de vidrio y monedas cubanas de un centavo desvía al caminante en la sede colateral de la Bienal, pero antes, a la mayoría los pasma. Los creadores del artefacto, los cubanos Agustín Hernández Carlos y Leonardo Salgado, disfrutan de la metáfora, imposible de ignorar por cualquiera en ese recinto de prestigio en Latinoamérica. Según reconocen los artistas, el objeto solo es un medio para decir cosas.
 
“Nosotros decidimos trabajar con algo iconográfico, porque las personas lo reconocen fácilmente, no hay necesidad de explicar una serie de implicaciones”, comentaron.
 
Agustín y Leonardo eligieron a conciencia uno de los elementos bélicos más usados en los ataques en masa y en las guerras modernas de conquista. A partir de él, generaron otra metáfora para denunciar la dominación a través de la economía.
 
“Casi siempre, las contiendas bélicas más que razones políticas, éticas, sociales, tienen un trasfondo de poder económico capaz de arrasar con todo. Algunas bombas caen y no explotan, como ilustra este caso, y al espectador le queda la duda de si pudiera estallar, pues ya está allí, la presencia siembra la duda”, dice Agustín en absoluto disfrute de la impresión o efecto de la pieza sobre la gente.
 
La instalación denominada Caída libre, literalmente rompió el piso del patio de la escuela y permanecerá clavada allí hasta la clausura de la Bienal o hasta que la dirección decida retirarla.
 
A juicio de los creadores, la historia de tomar las cosas por la fuerza sigue ocurriendo y dañando al planeta, en lugar de buscar consensos, intentar llegar a entendimientos y contra eso desean protestar con su obra.
 
“Empleamos la moneda de un centavo porque el poder viene a través del dinero y el centavo es el núcleo de la moneda”, explicó.
 
Proyectos como este tienen unos cuantos por el mundo, por supuesto, con la moneda del país correspondiente y piensan seguir construyendo escenas en esa misma sintonía con el propósito de impactar en el espectador y llamar al análisis.
 
Actualmente, artistas de diferentes países comparten proyectos en la Escuela de Artes San Alejandro, sede colateral de la XII Bienal de La Habana.
 
Creadores de España, Chile, Colombia, México, Bahamas, Estados Unidos y Argentina instauraron propuestas en aulas, patios y pasillos que transitan por el imaginario latinoamericano con animales exóticos, ripios de viejos carteles entremezclados, objetos que se ven según la intensidad de la luz en el día y un curioso faro que parecía sacado de un cuento de Julio Verne, cuando el propio escritor escribió la obra en una isla de la Patagonia argentina, dentro de la vieja edificación, bautizada para la historia como el faro del fin del mundo.
 
Como los montajes parecían galaxias, con amplitud y riqueza particular, la directora de la academia, Sandra Fuentes, tituló la exposición El hombre y su universo.
 
En esta especie de vía láctea, llama la atención al centro Caída libre, el proyectil amenazante de los maestros de la institución Agustín y Leonardo, símbolo de conquista y de poderío económico, cautivante metáfora que ojalá nunca explote.