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No me toquen a Brian de Palma
13December

No me toquen a Brian de Palma

Por Jorge Fernández Era

 

Brian de Palma, el director de Los intocables, película de 1987 que a pesar de obtener un solo Oscar de los cuatro a los que fue nominado marcara a toda una generación de cinéfilos, ofreció una conferencia de prensa como parte de la edición 38 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Arte por Excelencias estuvo allí para contarlo.

 

De Palma, quien ha sido más favorecido por los festivales europeos al obtener en Venecia el Oso de Plata al Mejor Director en 1969 y el León de Plata a la Mejor Dirección en 2007, ha sido un maldito para muchos críticos de cine, tanto que en su momento fue machucado tras sus rodajes de Scarface (1983) y Carlito’s Way (1993), dos filmes que hoy son objeto de culto.

 

Según Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba y conductor del encuentro en el Salón Taganana del Hotel Nacional, el director y guionista estadounidense nacido en 1940 es un «foribundo exponente de la modernidad, provocador de filias y fobias en idéntica proporción, (…) es un nombre imprescindible que declaró una vez que “lo último que puede pasarle a una película es que aburra”».

 

Brian de Palma no aburrió a nadie en la atiborrada conferencia del lunes. Los siguientes fragmentos —donde habla de tres de sus obsesiones— así lo atestiguan.

Sonido: «En Blow Out [1981] yo tenía la idea de demostrar cómo la imagen y el sonido van juntos, una manera muy cinematográfica de revelar el misterio del blow out. Cuando estaba mezclando Vestida para matar [1980], y trabajaba con el sonidista, había una escena en que había viento en los árboles, y ese sonido ya lo había utilizado en otras tres películas. Entonces le dije: ¿por qué no conseguimos un nuevo sonido? Él se fue a un bosque junto a una quebrada y empezó a grabar el viento en los árboles, y ese hecho me dio la idea que se convirtió en el filme Blow Out».

 

Música: «Cada uno de los compositores se aproximan a mi trabajo de una manera diferente. En el mundo moderno de la composición, la música puede ser compuesta en un sintetizador, y uno la escucha mucho antes de que llegue a manos de una orquesta. Y si le parece que no es la apropiada, puede decir al compositor: “Oiga, esto no funciona”. He tenido en todas mis películas grandes secuencias en las que no hay diálogo, y por consiguiente la música es lo que utilizo para hilvanar esas secuencias de imágenes».

 

Fotografía: «En la construcción de una película, la utilización de la fotografía nos permite contar una historia. Sin embargo, el hecho de que una película esté realizada con fotografías no significa para nada que sea la verdad».