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Acerca de La enmienda que hay en mí
12May

Acerca de La enmienda que hay en mí

Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) fue uno de los artistas cubanos que el Museo Nacional de Bellas Artes decidió promover en sus salas transitorias durante la X Bienal de La Habana. La muestra de las obras fue curada por la especialista Corina Matamoros (La Habana, 1959), quien ofrece algunos detalles sobre el proyecto.

¿Por qué el Museo apostó por la obra de Garaicoa para integrarse al programa de la X Bienal?
Hace muchos años que yo quería hacer una exposición de Carlos Garaicoa en el Museo Nacional de Bellas Artes; él es un artista muy importante y muy bien ubicado en el contexto internacional. La ejecución de una muestra con obras como las de Garaicoa puede resultar bastante engorrosa para las instituciones cubanas; ya se me había caído una exhibición suya hace algunos años, estaba un poco triste museológicamente hablando, pero continué insistiendo hasta que pude al fin presentar el proyecto al Museo. La obra de Garaicoa es difícil de curar, es una obra que hay que explicar un poco, es una obra cuyas principales y grandes producciones no se han visto en Cuba sino en el extranjero… Yo siento siempre la deuda con el público cubano, pienso que el público cubano necesita y merece ver las mejores cosas de nuestros artistas.

La enmienda que hay en mí ha sido una de las exposiciones más comentadas por el público y la prensa especializada a partir de sus cualidades artísticas, pero también de las indagaciones políticas que suscita. ¿Qué podrías comentarme al respecto?
Como se conoce toda la obra de Garaicoa trata de política, en el sentido de que él es un artista muy heterodoxo, que trabaja con medios, con tradiciones artísticas diferentes, materiales disímiles. Cuando uno es tan heterodoxo la unidad de la obra sólo puede darla una alta visión estratégica de las cosas, por eso digo que la obra de Garaicoa es política. Eso es muy importante porque, incluso, analizar obra por obra en su caso es muy difícil, hay que analizar más bien conjuntos de obras. No por gusto él ha elegido la ciudad como pretexto de su poética; nada hay más heterodoxo que una ciudad, nada le puede proporcionar más variedad a un artista heterodoxo como él que una ciudad. Cuando uno elige hablar de la ciudad, elige hablar también de la arquitectura, de la gente, de los edificios y de la comunidad, y eso es esta exposición de Garaicoa en el Museo de Bellas Artes: una disquisición sobre los problemas fundamentales de la contemporaneidad a través de la arquitectura, a través de la gente habitando esa arquitectura, incidiendo en la vida de la ciudad.
En la muestra hay muchas obras que tienen que ver con la literatura, con los textos que se ponen en las vallas, que se escriben en los muros y paredes de los lugares públicos. Se trata de una literatura que el artista siente como precedencia de su propia obra, eso se ve mucho en la obra de Garaicoa cuando inserta textos en la fotografía, cuando utiliza las mantas de cortes y se reproducen textos urbanos, la exposición está llena de esos recursos… La mayoría son obras nuevas, que se exhiben por primera vez en el Museo; creo que son piezas muy atractivas, impactantes; pero también sobre ellas se han hecho interpretaciones muy polarizadas. Pienso que hay que leer con cuidado los textos, hacer interpretaciones con más cultura y más estudio de la obra de este importante artista.