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María Antonieta Jiménez: Sancti Spíritus tiene una riqueza patrimonial inmensa
04June

María Antonieta Jiménez: Sancti Spíritus tiene una riqueza patrimonial inmensa

Ñeñeca

En la escalera, de cedro viejo, crece el latido de las pisadas del campanero Cuco Pasamontes, difunto ya. Al conjuro de sus huellas, María Antonieta Jiménez, o mejor, Ñeñeca, y yo rematamos la torre de la Parroquial Mayor. Ante la llegada de los intrusos, una bandada de palomas sale de estampida. Debajo, señorea la villa de Sancti Spíritus, con sus 505 años cuestas.

El aire devuelve el aliento, regala confesiones. Hace más de 13 años esta mujer fue nombrada Historiadora de la Ciudad. «Después de Catalina, solo está la defensa del patrimonio espirituano». Habla de su hija, licenciada en Derecho. Cuando ella nació, ante la incertidumbre de un diagnóstico inicial, Ñeñeca acudió a un hospital habanero. «Su niña padece de un enanismo acondroplásico», le esclareció el médico. «¡Y usted no se impresiona!», añadió asombrado el doctor. «Yo pedí tener un hijo, no lo pedí tenerlo de seis pies y tres pulgadas», respondió Ñeñeca.

Así es esta mujer, cuyo quehacer investigativo está recogido en libros, algunos en coautoría, como Plazas de la villa del  Yayabo, Monumentos nacionales y locales de Sancti Spíritus, Panorama de la ciudad de Sancti Spíritus y Calle Independencia que fue Real. «Si me dicen que escriba sobre Francia digo que no. Únicamente escribo sobre Sancti Spíritus», remarca.

 

En 2006 la Asamblea Municipal de Sancti Spíritus nombró a María Antonieta Jiménez como Historiadora de la Ciudad.
En 2006 la Asamblea Municipal de Sancti Spíritus nombró a María Antonieta Jiménez como Historiadora de la Ciudad. Foto: Vicente Brito

 

¿Por qué la Historia y no la Medicina o el Derecho en su carrera profesional?

A pesar de que en mi familia existen varios profesionales del Derecho y de la Medicina, me incliné hacia la Historia, pues tenía unos tíos que me enseñaron siempre a quererla; ellos amaban en gran medida la parte histórica de Sancti Spíritus. Me crié en ese ambiente, y cuando tenía ocho años el esposo de una tía me regaló el libro Epítome de la historia de Sancti Spíritus, de Manuel Martínez-Moles.

¿Qué le aportó su formación religiosa en la vida?

Muchísimo. Yo aprendí principios éticos muy buenos en el colegio de las monjas; esas cosas que me enseñaron de no robar, de no matar; también adoro la figura de Cristo, por lo del amor a los pobres, a los principios.

Algunos la tildan de extremista en cuanto a la política de conservación y restauración.

Yo no soy extremista. Respeto, sobre todo, las cosas sagradas del patrimonio. Quien me diga que va a hacer algo contra la Iglesia Mayor peleo con él a capa y espada; lo mismo haría si intentan destruir los altos de la Plaza del Mercado, con ese techo morisco tan fabuloso que tiene. Ahora, si me dicen que en la parte de atrás de la plaza, por donde están las casillas de vender, van a hacer un techo de hormigón inclinado, cubierto de tejas, estoy dispuesta a debatir eso, con una comisión de Monumento. Sancti Spíritus tiene una riqueza patrimonial inmensa y debemos velar por su preservación.

¿Cuántas trifulcas se ha buscado por defender el patrimonio?

Unas cuantas. Incluso, hay personas que eran muy amigas mías y ahora son menos amigas porque les dije que determinadas edificaciones no las podían cambiar. Tampoco han faltado discusiones con autoridades locales. No obstante, prefiero el diálogo, y según he tenido trifulcas también he tenido muchos éxitos, de gente que al fin ha entendido la necesidad de preservar los inmuebles, las antiguas construcciones de la villa.

¿Cuándo se ha dicho al final del día: ¡caramba!, hoy me equivoqué?

Muchísimas veces lo he dicho y he tratado de no hacerlo igual y después he caído en lo mismo. Para mí no es una cosa fácil rectificar errores; en este caso, mi hija me ha ayudado, y cuando ella no había nacido, su papá. Me hace falta siempre una persona que me ayude a no impulsarme tanto.

 

Fotograma de la serie Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más.
El Centro Histórico Urbano de Sancti Spíritus ostenta la categoría de Monumento Nacional. Fotograma de la serie Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más.

 

Discrepancia

Altanero, el campanario de la Iglesia Mayor seduce. Tejados y aleros quizás hoy gocen la lluvia de junio. En la calle, la gente animosa celebra el cumpleaños de la villa, fundada el 4 de junio de 1514. Desde esta altura, se ve cómo una vecina se asoma al balcón de rejas con una palangana de pañales en el horcón de su cintura. La ciudad late.

Años atrás, una figura autorizada, el ya fallecido Carlos Joaquín Zerquera, quien fuera el Historiador de la ciudad de Trinidad, echó leña al fuego de la polémica, al plantear que el Padre de las Casas no acompañó a Diego Velázquez en la fundación de Sancti Spíritus, ni dictó aquí el famoso Sermón del Arrepentimiento. ¿Concuerda o discrepa con esa opinión?

En este caso no concuerdo con él. Ahí están los estudios de Hortensia Pichardo que reafirman que sí estuvo. Soy de los piensan, a partir de documentos, que sí, que el Padre de las Casas estuvo en Sancti Spíritus y dictó su Sermón del Arrepentimiento.

¿Por qué tanta historia que distingue a la villa duerme en investigaciones, quizás usted misma se la relate a un turista de paso, y no llega a las escuelas, ni la conoce la familia espirituana común?

No creo que sea, precisamente, culpa mía. Hay que buscar las vías para difundirla. Ahora se están haciendo más páginas web, se están haciendo softwares, se están haciendo más cosas a favor de que llegue el patrimonio a los espirituanos. Hace falta imprimir más textos, las investigaciones ya realizadas.

 

La Iglesia Mayor es una de las tres joyas arquitectónicas de la cuarta villa cubana. Foto: Osvaldo Gutiérrez
La Iglesia Mayor es una de las tres joyas arquitectónicas de la cuarta villa cubana. Foto: Osvaldo Gutiérrez

 

Profunda convicción

Ñeñeca pide un alto. Alguien se aproxima escalera arriba. Faltan apenas cinco minutos para el mediodía. Apuro el diálogo.

¿Cuáles razones expuso para ponerse en contra de colocar una escultura a Serafín Sánchez en el parque que lleva su nombre?

La base de mi discrepancia era que la obra se iba de escala en ese lugar; sí, estoy de acuerdo en hacerle miles de homenajes a Serafín y lo merece. También me opuse al empedrado del puente sobre el río Yayabo.

¿Cuándo llegará el día en que Ñeñeca deponga las armas, siempre a favor de la conservación de la villa?

Cuando esté en Kilo-12, es decir, en el cementerio (RÍE). Mientras yo viva no voy a deponer las armas.

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